La danza de las mariposas

28 de febrero.

A toda velocidad recoges la casa,

vas a la oficina,

haces la compra,

pones la lavadora,

preparas la comida,

recoges la cocina,

y cuando vas a tender la ropa… el tiempo se detiene.

El patio trasero es el lugar más desangelado de la casa, solo se utiliza para tender la colada. El patio trasero es un lugar de tránsito rápido, que no se habita:

tender la ropa, recoger la ropa, barrer su suelo de vez en cuando.

Es un patio mohíno y feucho, pero esta tarde el poder de la danza de dos mariposas lo ha poblado de belleza.

Alguien dijo una vez: “son las cosas pequeñas y cotidianas las que hacen la vida tan espectacular”.

La danza de las mariposas from Toñi Caseiro (Marieta) on Vimeo.

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Rosalía…

Din que non falan as plantas, nin as fontes, nin os paxaros,
nin a onda cos seus rumores, nin co seu brillo os astros,
dino, pero non é certo, pois sempre cando eu paso,
de min murmuran e exclaman:
Aí vai a tola soñando
coa eterna primavera da vida e dos campos,
e xa ben pronto, ben pronto, terá os cabelos canos,
e ve tremendo, atericida, que cobre a xeada o prado.

Hai canas na miña cabeza, hai nos prados xeada,
mais eu prosigo soñando, pobre, incurable somnámbula,
coa eterna primavera da vida que se apaga
e a perenne frescura dos campos e as almas,
aínda que os uns esgótanse e aínda que as outras se abrasan.

Astros e fontes e flores, non murmuredes dos meus soños,
sen eles, como admirarvos nin como vivir sen eles?

Compuesto y sin novia

Me han hackeado la tarjeta de crédito. No es la primera vez, así que la sensación de vulnerabilidad ha sido menos acusada. Lógicamente me he puesto en contacto con mi entidad bancaria para advertirles del cargo fraudulento y hemos iniciado el protocolo acostumbrado.

Lo primero anular dicha tarjeta, y después rastrear los movimientos efectuados con la misma. El apunte sospechoso provenía de algún lugar de Londres y se realizó la víspera de San Valentín, aunque yo me percaté del mismo tres días después.

Lo curioso de este asunto ha sido el modus operandi del presunto ladronzuelo. El individuo/a en cuestión se ha gastado en flores el equivalente a 120 libras esterlinas, ya que la primera operación nos conduce a una floristería londinense. Pero ahí no se queda la cosa, al día siguiente intentó usarla de nuevo, hasta en tres ocasiones, esta vez en un restaurante exótico. Pero ya no le funcionó, el pago fue denegado sucesivamente.

No he podido evitarlo… Me he puesto a fantasear otra vez y he visto con claridad la embarazosa situación.

Él se remueve nervioso en la silla mientras balbucea una excusa torpe ante la mirada inquisitiva y amenazante del camarero. Ella, con evidente disgusto, está empezando a sospechar que su madre tiene razón cuando le advierte que ese muchacho no es “trigo limpio”.

La tensión va “in crescendo” cuando aparece en escena el dueño del restaurante alarmado por el alboroto. Los comensales de las mesas aledañas han empezado a prestar atención a la azorada pareja, mientras murmuran y hacen gestos reprobatorios censurando su comportamiento. Visiblemente alterada ella se ha levantado de la mesa. Tras dedicarle un exabrupto y arrojarle las flores a la cara, ha salido disparada entre sollozos hacia la puerta.

El autor de tan “romántico” fraude se deja conducir a las cocinas sin oponer resistencia. Tan solo deseaba impresionarla, y ahora solo desea que la tierra se lo trague. Había imaginado terminar la noche de San Valentín de un modo más placentero pero lo más probable es que termine, en el mejor de los casos, fregando platos en las cocinas de un restaurante exótico.

Lo siento por ti chaval, has sido muy torpe, yo he recuperado mi dinero a las 24 horas, pero tú… Tú te has quedado compuesto y sin novia.

Los miércoles soy pez

Voy despacio al principio, por aquello de equilibrar temperaturas, pero cuando estoy con el agua al cuello ya no hay quien me pare.

Me deslizo veloz dibujando círculos amplios con los brazos mientras mis piernas se encogen y se estiran rítmicamente.

Y así una vez, y dos, y tres, y cuatro, y cinco, y seis.

Pausa…

Me volteo y ahora sólo me impulso con los pies, suelo cerrar los ojos y estiro el brazo derecho cuando intuyo que estoy llegando al final de la “calle”.

Y así una vez, y dos, y tres, y cuatro, y cinco, y seis.

Pausa…

Tomo aire y me lanzo, esta vez mis brazos son flechas rompiendo la superficie y mis pies dos aletas dejando una estela de burbujas.

Y así una vez, y dos, y tres, y cuatro, y cinco, y seis.

Me abandono de espaldas, me dejo mecer en el azul, cierro de nuevo los ojos. Los sonidos se amortiguan, sólo escucho mi respiración y un leve “plop, plop” de vez en cuando. Ingrávida, deliciosamente ingrávida durante los mejores minutos de la sesión, flotando en una deriva serena antes de repetir todo el ciclo de nuevo.

Seis largos, seis series, buen entrenamiento, esto es divertido.

¿Te cuento un secreto?

Los miércoles de doce a dos, no viene nadie a la piscina… es toda para mí.

Se disipó la niebla

Aquella historia llevaba estancada en su escritorio… ¿cuántos?, ¿seis años por lo menos?

Cierto que en todo ese tiempo había publicado más de setenta artículos sin mayores dificultades, pero ese en concreto se le había atragantado. Infinidad de veces se sentó frente al ordenador con el firme propósito de terminarlo, pero nunca estaba satisfecho con el resultado. Tal vez era demasiado exigente consigo mismo…

Recordó el consejo: cuando te bloquees, para y sal a caminar.

La tarde estaba brumosa y desapacible, aun así decidió probar suerte. Tal vez un paseo por la playa le ayudase a desenredar las ideas.

Y fue entonces, por azar y en medio de la niebla, cuando se encontró con ella: Han pasado seis largos años… No necesitaron decirse nada más, sus miradas hablaron por los dos. Aquel apasionado abrazo fue más que suficiente, ahí estaba su musa sonriéndole otra vez.

El artículo se publicó a la mañana siguiente.

Inteligencia artificial

Ok Google, ¿cómo te llamas?, ¿cuántos años tienes?, ¿estás casada?

Así, sin pestañear, lanzó mi madre sus preguntas al altavoz inteligente. Las respuestas del dispositivo no la dejaron muy convencida, pero afirmó que la muchacha que hablaba tenía una voz muy simpática.

Intenté explicarle que se estaba dirigiendo a una máquina sin sentimientos, entonces cambió de estrategia y esta vez le pidió opinión sobre el actual gobierno, y su parecer acerca del presidente…

La tarea de hacerle entender a una mujer de 84 años las habilidades y funcionamiento de la inteligencia artificial se me antojó pelín ardua, así que la dejé conversando animadamente con el artilugio de voz simpática

Algo han avanzado en su relación, esta mañana sonaba Nino Bravo en el asistente de Google Home y mi madre le hacía los coros mientras pelaba las patatas… “un beso y una flor”.

https://youtu.be/6aoTr4N4tg4

Averiado…

Su jefe era un imbécil, aguantaba sus broncas porque le hacía falta el trabajo.

Ahora lo único que necesitaba era llegar a casa, abrir una cerveza, tirarse en el sofá y olvidarse de todo… especialmente de ella.

“Fuera de servicio por labores de mantenimiento, disculpen las molestias”. Apretó los dientes y empezó a subir el montón de escaleras que conducían a su barrio.

“Hay días tontos y tontos todos los días”, pensó. Pero lo que más dolía era la traición… el amor de su vida le había dejado por otro, más guapo, con más pasta, más en forma…

Y mientras ella se lo pasaba en grande con el imbécil, él tenía el corazón igual que el ascensor… averiado.

El día que mi abuela me otorgó poderes de sacerdotisa

Mamá no nos dejó ir a misa, dijo que hacía demasiado frío fuera para nosotras, el resfriado aún nos tenía hechas un mar de lágrimas… y de mocos. Aquella mañana de domingo de invierno la abuela y yo nos quedamos solas en casa.

_ “Abuelita no estés triste, si quieres te doy yo la misa, que me la sé entera”. Me miró con sus ojos grises y dulces, me sonrió y asintió con la cabeza. La mesa de la cocina nos sirvió de improvisado altar.

_ “Tomad y comed todos de él”, dije alzando al cielo una galleta María al tiempo que ella inclinaba la cabeza y juntaba las manos en oración.

Cuando llegó la parte de: “démonos fraternalmente la paz”, me dio un beso… no se lo tuve en cuenta, la bendije y la dejé ir en paz.

No se lo contamos a mamá, fue siempre nuestro secreto. Ese día me sentí muy importante, tenía ocho años y le había dado misa a mi abuela.


Mamá non nos deixou ir a misa, dixo que facía demasiado frío fora para nós, o arrefriado ainda nos tiña feitas un mar de bágoas… e de mocos. Aquela mañá de domingo de inverno a avoa e máis eu quedamos soas na casa.

_ “Avoiña non esteas triste, se queres douche eu a misa, seina enteira”. Ollou para min coa súa mirada gris e doce, sorriume e asentiu coa cabeza. A mesa da cociña serviunos de improvisado altar.

_ “Tomade e comede todos del”, dixen alzando o ceo unha galleta María o tempo que ela inclinaba a cabeza e xuntaba as mans en oración.

Cando chegou a parte de: “démonos fraternalmente a paz”, doume un bico… non llo tiven en conta. Bendecina e deixeina ir en paz.

Non llo contamos a mamá, foi sempre o noso segredo. Ese día sentínme moi importante. Tiña oito anos e déralle misa a miña avoa.