Los miércoles soy pez

Voy despacio al principio, por aquello de equilibrar temperaturas, pero cuando estoy con el agua al cuello ya no hay quien me pare.

Me deslizo veloz dibujando círculos amplios con los brazos mientras mis piernas se encogen y se estiran rítmicamente.

Y así una vez, y dos, y tres, y cuatro, y cinco, y seis.

Pausa…

Me volteo y ahora sólo me impulso con los pies, suelo cerrar los ojos y estiro el brazo derecho cuando intuyo que estoy llegando al final de la “calle”.

Y así una vez, y dos, y tres, y cuatro, y cinco, y seis.

Pausa…

Tomo aire y me lanzo, esta vez mis brazos son flechas rompiendo la superficie y mis pies dos aletas dejando una estela de burbujas.

Y así una vez, y dos, y tres, y cuatro, y cinco, y seis.

Me abandono de espaldas, me dejo mecer en el azul, cierro de nuevo los ojos. Los sonidos se amortiguan, sólo escucho mi respiración y un leve “plop, plop” de vez en cuando. Ingrávida, deliciosamente ingrávida durante los mejores minutos de la sesión, flotando en una deriva serena antes de repetir todo el ciclo de nuevo.

Seis largos, seis series, buen entrenamiento, esto es divertido.

¿Te cuento un secreto?

Los miércoles de doce a dos, no viene nadie a la piscina… es toda para mí.

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