Aquella historia llevaba estancada en su escritorio… ¿cuántos?, ¿seis años por lo menos?
Cierto que en todo ese tiempo había publicado más de setenta artículos sin mayores dificultades, pero ese en concreto se le había atragantado. Infinidad de veces se sentó frente al ordenador con el firme propósito de terminarlo, pero nunca estaba satisfecho con el resultado. Tal vez era demasiado exigente consigo mismo…
Recordó el consejo: cuando te bloquees, para y sal a caminar.
La tarde estaba brumosa y desapacible, aun así decidió probar suerte. Tal vez un paseo por la playa le ayudase a desenredar las ideas.
Y fue entonces, por azar y en medio de la niebla, cuando se encontró con ella: Han pasado seis largos años… No necesitaron decirse nada más, sus miradas hablaron por los dos. Aquel apasionado abrazo fue más que suficiente, ahí estaba su musa sonriéndole otra vez.
El artículo se publicó a la mañana siguiente.