Un año…

Fue poner el pie en la arena y comenzar a llover con ganas, hice bien en traerme mi paraguas de colores a la playa. Es casi un ritual, comenzar el año respirando mar, escuchando batir las olas, sintiendo la brisa en la cara y el pelo moviéndose al compás del viento.

Hace justo un año me acerqué también a la playa, esa tarde recuerdo el cielo azul y un sol de invierno esplendoroso.

De vuelta en casa me senté delante del ordenador y germiné este blog pequeñito de “la gata”, un blog que ha ido creciendo tímido a la sombra de su hermano mayor, el blog de “Marieta” que es más pragmático y menos íntimo. Sois pocos los lectores de este blog que acaba de cumplir su primer año, pocos pero selectos y apreciados, y está bien que así sea.

Espero que dentro de un año pueda escribiros de nuevo a mi regreso de la playa y siga teniendo cosas bonitas que contaros, hasta entonces procurad ser muy felices.

Después del chaparrón se disiparon las nubes
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¡Hola!

No sé como has llegado hasta aquí pero me alegra un montón tu visita, así que bienvenido/a a este… hum… aún no tengo muy claro como llamarlo.

Digamos que es una especie de revoltijo, un cajón de sastre donde recopilar mis “ocurrencias”, que tengo desperdigadas por libretas usadas y folios sueltos en una carpeta vieja.

Por favor acomódate como si estuvieras en tu casa y curiosea todo lo que quieras, yo mientras tanto voy a calzarme las zapatillas “atrapamusas”.

P.D. Este blog iba a llamarse “La gata con botas” pero el título ya estaba “pillao”, además… yo soy más de calzarme las zapatillas y “senderear” por ahí 😉