Os consellos de papá

De nena lembro a meus pais falar en galego na casa entre eles pero a min sempre se dirixian en castelán (vivíamos en Madrid). Meu pai contábame que cando él iba a escola a mestra tiráballes das orellas e castigaba aos nenos que falaban galego na clase, falar galego era cousa de paletos e burricans por iso a min non mo aprederon.

¡Ay Marieta, Marieta… Marieta do albiu! presta atención a lo que te voy a decir y procura no olvidarlo:

  • Si tienes tres y gastas dos la cosa irá bien, pero si gastas cinco mal negocio, guarda algo para imprevistos.
  • Si tienes un problema que se puede solucionar no te preocupes y no dejes que te quite el sueño, pero si no tiene solución tampoco te preocupes, dormir bien es importante.
  • Trata con respeto a todo el mundo, recuerda que nadie es más que tú y tú no eres más que nadie. Nunca mires por encima del hombro, mira siempre a los ojos. Se humilde.
  • Arrímate a los que saben más que tú y trata de aprender, nunca dejes de aprender. Por contra aléjate de los arrogantes, los reconocerás fácilmente porque son esas personas que quieren ser el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro.
  • Si quieres recoger has de sembrar primero, pero que no te importe cuan grande sea la cosecha. Tú siembra, porque es más feliz el que da que el que recibe. Se generosa.
  • Camina siempre erguida y siéntate derechita. Y escucha más y habla menos hija, ¡que hablas más que un sacamuelas!

Xa ves papá… saiuche a filla galegofalante e paroleira pero aquí sigo, botándote de menos e tentando seguir os teus consellos do mellor xeito posible.

Hoxe é día do pai, aínda que para min o é tódolos días. Quérote!

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Non hai ninguén que mo negue

Fago todo o que eu quero
E o que me sae de dentro

Non preciso de ninguén
Que eu mesma xa me chego

Son muller forte e libre
Non hai ninguén que mo negue
E se alguén o intentara
Que mala febre o leve

Vivamos nós as mulleres
Berremos todas ben alto

Que viva a nosa fala
E que viva o noso canto

Son muller forte e libre
Non hai ninguén que mo negue
E se alguén o intentara
Que mala febre o leve

#8M

Bendita inocencia…

¡Tú no sabes lo que dices!, anda, deja ya esas dichosas cartitas y ponte a dibujar o a leer tebeos… ¡Pero habrase visto la mocosa esta!

Tendría yo unos seis o siete años cuando, entre el montón de regalos que habían traído los Reyes esa noche, descubrí un pequeño paquete envuelto en papel de colorines. Al abrirlo encontré una cajita que contenía una baraja de cartas que me parecieron una auténtica preciosidad, la baraja de cartas “Familias de siete países”. Mi padre trató de explicarme la mecánica del juego en cuestión, pero desistió al poco dada mi falta de interés por aprenderla. A mí lo que me entusiasmaba era esparcir las cartas por distintos espacios de mi habitación e inventar historias con los personajes de esas “familias”.

Asignaba variopintos oficios a las “madres” y a los “padres”, por ejemplo: la mamá esquimal tenía una pescadería en el alfeizar de la ventana, los padres mejicanos regentaban un restaurante en la mesilla de noche, el padre chino era taxista y conducía una de mis zapatillas de andar por casa… la otra zapatilla era la consulta del padre bantú, médico eminentísimo. La madre india (para mí la más guapa) era modelo, bailarina, actriz y muy artista, y el padre árabe un señor de negocios muy importante que viajaba siempre en el taxi del padre chino.

A los “abuelos y abuelas” los acomodaba en la silla junto a la ventana para que tomasen el sol y se contasen batallitas, y a los “hijos e hijas” los colocaba ordenaditos sobre la cama (que en mi imaginación yo convertía en escuela) bajo la supervisión de la madre tirolesa, la “profe”. Llevaba conmigo la baraja a todas partes y me pasaba horas enteras jugando a inventar la vida cotidiana de cada una de esas familias.

Aquel día a mi padre casi le da un soponcio y a mi madre le dio la risa cuando estábamos terminando de comer en la cocina y yo anuncié, bendita inocencia, que cuando fuese mayor iba a tener siete hijos: uno esquimal, uno árabe, uno chino, uno bantú, uno mejicano, uno indio y uno tirolés.

¡Tú no sabes lo que dices!, anda, deja ya esas dichosas cartitas y ponte a dibujar o a leer tebeos… ¡Pero habrase visto la mocosa esta!

“Falan castelán”

Un poema de Florencio Delgado Gurriarán, o autor homenaxeado no Día das Letras Galegas 2022

FALAN CASTELÁN

O vello cacique – quen mo quer mercar? – que, dende o seu pazo, amola ao paisán, FALA CASTELÁN

O repartimento das utilidás tamén vén escrito TODO EN CASTELÁN

O crego da aldeia, do inferno a berrar pra meterlle medo ao pobre aldeán, FALA CASTELÁN

Dille que condena se fai tal ou cal fálalle do demo, TODO EN CASTELÁN

O siñoritiño da vila de Tal, con vento na testa, sen calos na man, FALA CASTELÁN

Como é cousa “fina” o alleo falar, di… cen parvadas, TODO EN CASTELÁN

Certo forasteiro, rico por roubar, que veu a Galiza vendendo azafrán, FALA CASTELÁN

Il, que chegou fraco e que está a estoupar, fixo os seus choíños, TODO EN CASTELÁN

Aquil rapás listo que anda a predicar en tódolos mitins por mor de medrar FALA CASTELÁN

Di que aos que gobernan hai que se achegar, de “chaqueta” troca, TODO EN CASTELÁN

Mozo falanxista, mistura infernal de tolo e verdugo FALA CASTELÁN

Soñando coa moura España imperial, canta Torquemada TODO EN CASTELÁN

Quere enguedellarte calquer lacazán? Pois, ao xulgado te vai demandar, FALA CASTELÁN

Ata o “mandamento” que ordena embargar, tamén vén escrito TODO EN CASTELÁN

Ouh, lingua de Cervantes, de Lope e de Quevedo, ouh, fala de Castela, nai de conqueridores, ouh, idioma sublime, ou castelán sonoro! (O que é, na nosa Terra, tes bos embaixadores!)

Graciñas a Ana, Lola, Lila, Montse, Silvia, Orisel e Pedro, Carmen, Abdoulaye, Isabel, Elisabeth, Oriana, Nila, Andreia e Alfonso por darlle voz a este poema.

El abrigo del Rey

A mi padre normalmente la noche de reyes le tocaba trabajar. Era vigilante nocturno en la central térmica de la Complutense, así que después de cenar temprano me daba un beso, se ponía su abrigo gris y se marchaba prometiéndome que saludaría de mi parte a Melchor, Gaspar y Baltasar cuando se encontrasen en plena faena. Ya os conté que mi padre siempre tuvo un trato muy cercano con sus majestades. Es más, yo estaba convencida que las únicas personas del mundo que trabajaban la noche del 5 al 6 de enero eran los tres Reyes Magos y mi padre, y eso me hacía sentir muy orgullosa… Bendita inocencia.

El caso es que siempre nos tocaba a mi madre y a mí encargarnos del habitual protocolo de bienvenida para magos y camellos. Acercábamos una mesita baja al árbol de Navidad, poníamos en el centro un mantelito bordado por ella a punto de cruz, sobre él un plato verde de Duralex con polvorones, trocitos de turrón blando y peladillas, y a un lado tres vasos (también de Duralex verde) llenos de leche. Y por supuesto una palangana con agua para los sufridos camellos.

Después de eso tocaba irse a la cama pero, ¿quién era capaz de dormir con tanta dosis de ilusión encima? desde luego yo no. Me pasaba las primeras horas de la noche dando vueltas inquieta en la cama, atenta al más leve ruído, aunque al final el sueño terminaba por ganarme la partida.

Sólo en una ocasión me despertó casi de madrugada el sonido de una llave abriendo la puerta de nuestra casa, unos pasos sigilosos que iban y venían del salón a la cocina, y el susurro de un par de voces que no logré identificar. Cuando los pasos se acercaron a mi habitación me quedé muy quieta bajo las mantas, aguantando la respiración y notando el corazón al galope, haciéndome la dormida para no quedarme sin regalos. Pero la curiosidad pudo conmigo y medio abrí un ojo justo cuando mi rey preferido, Melchor, desaparecía por la rendija de la puerta… Juraría que en lugar de capa llevaba puesto un abrigo gris pero ese era un detalle que, para una niña ilusionada, carecía de importancia.

El triciclo rojo

Era muy pequeña cuando los Reyes Magos me trajeron el triciclo, pero recuerdo nítidamente algunos detalles de aquel día como que salí disparada de la cama y corrí descalza por el pasillo como era mi costumbre, hasta llegar al cuarto de estar donde esperaban los regalos que sus majestades habían dejado apenas unas horas antes.

Tenía un asiento rojo brillante, los pedales y los extremos del manillar también rojos, y era de metal reluciente. Mucho debí insistir para que, aquella tarde soleada y fría de enero, mi padre accediera a bajar conmigo a la calle para estrenarlo. Vivíamos en el barrio de Carabanchel, en la calle San Pantaleón, el número tres si la memoria no me falla. Delante de nuestro edificio había una enorme explanada de tierra aún sin urbanizar, con cuatro árboles raquíticos, donde solíamos jugar los niños del vecindario.

¡Estaba tan feliz con mi triciclo!

Al principio no dominaba demasiado bien los pedales, así que avanzaba impulsándome directamente con los pies y debía hacerlo con bastante rapidez, porque recuerdo a mi padre corriendo detrás de mí, frenándome a cada rato y pidiéndome que tuviese cuidado para no acabar estrellándome contra aquel suelo de arena y piedras.

Aquel triciclo me duró un par de años, hasta que de nuevo los Reyes me trajeron una preciosa BH de color azul con la que volaba por el descampado para disgusto de mi padre, que maldecía en arameo cada vez que me veía llegar a casa con las piernas llenas de raspones y cardenales.

Años más tarde, por fin tuve mi primera bici “seria” con la que hice kilómetros y kilómetros por la Casa de Campo, como el día que llegué hasta el pueblo de Húmera y regresé a casa agotada, pero muy feliz.

Hace años que no me subo a una bici, Vigo no es precisamente una ciudad que se preste al pedaleo.

Supongo que esta noche muchos triciclos y bicicletas, envueltos en papel de regalo, aguardarán a ser estrenados mañana por piececitos inquietos.

¡Feliz día de Reyes para tod@s! 👑👑👑🚲🎁🛴

P.D. Gracias a Javier Luque por su interés en leerme y por sus acertadas y estimulantes correcciones.

Feliz Navidad

Muchos dicen que el siguiente texto pertenece a Walt Whitman mientras otros opinan que no salió de la pluma del autor norteamericano. Tampoco importa demasiado, es un poema hermoso que a mí me sirve de excusa para darte las gracias a ti, que estás leyendo esto y enviarte mis mejores deseos para esta Navidad y para el 2022 que ya se acerca. Que sea un año motivador, generoso y repleto de alegrías, disfrútalo mucho y ya sabes… Carpe Díem, aprovecha el momento, vívelo intensamente porque se pasará volando.

La bondad en forma de perro

Demasiado tímido, demasiado grande, demasiado asustadizo, demasiado frágil…

Ya llevabas casi cuatro años en el refugio y habias entrado en la lista de los desahuciados, en la lista de los perros que acabarían sus días en aquel lugar. Y es que, el día que nos conocimos a diferencia de tus compañeros, que brincaban a mi alrededor en una algarabía de ladridos y meneos de rabo para llamar mi atención, tú no sabías “venderte”. Permaneciste inmóvil sobre el tejadillo de los caniles del que pocas veces descendias por temor a los perros más fuertes.

Pero pasé por delante de ti, a una distancia prudente, y nuestras miradas se cruzaron. La tuya desconfiada de la mia, la mia conmovida de la tuya. Así estuvimos unos minutos hasta que finalmente, sin saberlo aún, ya nos habíamos “elegido”.

Cuando tu cuidadora te trajo a casa, tardaste en bajar del coche. Otra vez el miedo y la desconfianza instalados en los ojos, menos mal que Chisco te convenció de que esta vez tus temores eran infundados. Una buena dosis de caricias y palabras suaves obraron el milagro. De repente te arrancaste a correr y a saltar de un modo torpe y cómico por el jardín. Dabas pura risa y eras pura ternura.

Y desde aquel día y durante once años nos has permitido disfrutar de ti, de tu lealtad absoluta, de tu adoración por todos nosotros. La bondad en forma de perro, eso has sido tú querido Enzo.

Gracias grandullón, te vamos a echar mucho de menos…

25 de Xullo – Día de Galicia

Galegos, sede fortes,
prontos a grandes feitos;
aparellade os peitos
a glorioso afán;
fillos dos nobres celtas,
fortes e peregrinos,
luitade polos destinos
dos eidos de Breogán

“Os pinos” poema de Eduardo Pondal nas voces de: Lola Villar, Charo Miloro, Montse Copa, Roxana Villagrasa, Cris Amoedo, Alicia Savaxe, Raquel Fernández, Susi de la Torre, Nila Álvarez, Stella Maris González, Esther Alonso e Toñi Caseiro.

Himno galego interpretado polo Cuarteto Egeria.

Parabéns a todos os que levamos a Galicia no corazón, feliz Día da Matria Galega!

Xela Arias – Día das Letras 2021

“Hasme oír;

agora busco que conxugues

ben o verbo dos posibles,

e que ti esquezas esa radio de cousas previas

amarrada sempre ós pensamentos.

Hasme oír: déixate

que te percibas a ti,

tamén ti atropelada das palabras,

á procura de trazos que nos

describan.

Fragmento de “Vencerse é cousa de se tratar” do poemário “Intempériome”.