Las prisas no son buenas.
Te lo digo yo que soy de paladar exigente, costuras definitivas, y construcciones sólidas.
El mejor sabor se cocina sosegado.
Los apremios sólo sirven para coser hilvanes de última hora.
Los buenos cimientos precisan tiempo lento de fraguado.
Las urgencias apagan llamas pero no extinguen incendios.
Así que, ven… vamos a besarnos despacio esta vez.