¿Quién nos lo iba a decir?
Cien días, los he contado, cien días justos han transcurrido entre los (dos) cafés de aquella fría tarde de marzo en la que te despedí con un: “cuídate hermano, te voy a echar de menos”, y los (tres) cafés de esta tarde antesala del verano.
Ha pasado mucho tiempo, han mudado muchas cosas, pero las sonrisas continúan intactas y los abrazos siguen siendo igual de alentadores.
Gracias a los dos, esta noche me voy a la cama con Woody Allen.