Llegar y descalzarse, con los ojos extasiados y la sonrisa dibujada nada más verte.
¡Cómo echaba de menos escucharte! ¡cómo echaba de menos tu olor!
El primer cosquilleo en los pies es fino y seco. “Voy a caminarte de punta a punta”, me digo.
A medida que me acerco a ti el cosquilleo se vuelve más áspero y más húmedo.
Y me sales al encuentro adornado con un remolino de espuma blanca, travieso, lamiéndome los pies primero, trepando por mis piernas sedientas después, con tanto ímpetu que me obligas a remangarme la falda.
Después de tanto tiempo no sé muy bien como describir la sensación… dejémoslo en “repentina alegría”
Hoy he vuelto a la playa, a llenarme de nuevo la retina de azul, naranja, rosa, malva… y es que me debía una puesta de sol desde hacía meses.
He regresado a casa con arena en los pies, el bajo de la falda algo húmedo y el corazón alegre.