No es que las sonrisas hayan desaparecido del mundo, simplemente se han vuelto tímidas por obligación. La mía, por ejemplo, sigue estando muy activa y se ha vuelto más descarada al amparo de la mascarilla.
No es que las sonrisas hayan desaparecido del mundo, simplemente se han vuelto tímidas por obligación. La mía, por ejemplo, sigue estando muy activa y se ha vuelto más descarada al amparo de la mascarilla.